La prevención es la mejor forma que se tiene de proteger la salud.
En el ámbito laboral, la prevención es muy necesaria, puesto que nos jugamos nuestro futuro, un accidente o una enfermedad nos puede impedir trabajar.
Es decir, trabajo y salud son aspectos que están íntimamente relacionados. La vida laboral de un trabajador suele ocupar como mínimo la mitad de su existencia como ser humano; normalmente representa su sustento económico, lo que le permite satisfacer sus necesidades y, por lo tanto, se hace imprescindible preservar la salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), salud es:
“El estado de bienestar alcanzado mediante el equilibrio físico, psíquico y social del individuo, y no solo la ausencia de afecciones o de enfermedades.”
Las condiciones en las que se desarrolla un determinado trabajo pueden afectar a la salud.
El trabajador se ve rodeado de una serie de riesgos que, si no están evaluados, estudiados y contrarrestados, son los desencadenantes de un daño, que se manifestará en diversas alteraciones de la salud como enfermedad profesional o como accidente de trabajo.
Por tanto, el trabajo puede influir en la salud positivamente ya que permite satisfacer las necesidades del individuo así como favorecer su realización personal. Pero también puede influir de forma negativa ya que genera una serie de riesgos laborales que pueden hacer que el trabajador sufra daños en la salud.
Al hablar de prevención de riesgos laborales, todas las miradas se centran en el empresario como máximo responsable, pero los trabajadores también juegan un papel fundamental ya que de su conducta depende tanto la producción como su propia vida.
Por ello, es muy importante tomar conciencia del daño que se puede sufrir en el trabajo y promover en la gente una cultura de la prevención.
